lunes, 5 de diciembre de 2011

Deleite.

Sigue recorriendo las líneas que traza mi piel. Manos con tacto de seda revuelven mi corazón para hacer de él un lugar placentero y feliz por unos momentos. Y vuelve a latir.

Sigue recorriendo mis piernas, tocándolas con cuidado como si de un objeto frágil se tratara. Sigue tratándome con esa delicadeza, que a veces se transforma en pura pasión desmedida. Sigue mirándome así, con cariño y con ternura, con ferocidad y deseo.

Vuelve a hacerlo así, como tú sabes. Aprieta mi cuello contra tu boca y muérdeme, sacia tu sed.

Sigue provocando que tenga escalofríos, bordando mi piel con múltiples espirales que llegan siempre al mismo sitio. Recorre mi abdomen hasta el monte más alto, y sacia tu deseo. Yo, te cedo mi hambre, mi sed, mi respiración, mi muerte y mi agonía. Te cedo mi vida.

Descubre cuáles son mis intenciones, y hazlas realidad, como de costumbre. Vuélveme inmune a todo lo demás, y hazme sufrir y sufrir, desear que se termine, porque todo el placer que llega a mi cabeza es demasiado. Vuelve mi hálito ardiente...

Vuélveme tuya.

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