lunes, 29 de junio de 2015

A ti, mi Sol y Estrellas.

Nunca pensé que tendría la suerte de encontrarme con alguien así en mi vida. Pensaba que, a la gente como yo no le pasaban esas cosas típicas que salen en las películas. Chico busca chica, la encuentra, se conocen y se dan cuenta de que el otro es todo lo que buscaba en una persona. Se enamoran, y el amor perdura por siempre con una bonita y cara boda. Fin.

Quizá yo no tenga esa carísima boda, o no viva en América como en esas películas. Tampoco dispondré de una millonada en el banco ni él tampoco, pero somos felices. Él, puedo decir que tengo la certeza de que me hace feliz cada segundo que está conmigo. No hace falta hablar, simplemente un beso y un dulce te quiero mientras que nos abrazamos en la cama mientras nos morimos de calor... Eso es la felicidad. Eso es sentirse tan profundamente querido, y querer tanto que los abrazos se quedan cortos comparado con lo que sientes.

Después de un pasado algo duro en este sentido, en el que te rompen el corazón en mil trozos y piensas que nunca más te recuperarás y confiarás en nadie, y menos en un hombre, apareció Él como un rayo de esperanza entre mi desordenada y caótica vida. Parece mentira, y creerme, en su momento dudé de su palabra. Dudé que todo fuera tan bonito, que alguien te haya estado buscando durante meses simplemente por ver una foto tuya, y que por fin haya dado contigo. Me acuerdo que esa noche, cuando me escribió, se le notaba nervioso en sus palabras. Yo, que entonces aún seguía dolida, reaccioné escéptica ante lo que estaba pasando. No podía ser... ¿Qué tengo yo para que alguien me busque durante meses hasta dar conmigo, sin descanso, hasta dar conmigo y jugarse todo a una carta? No... A mi no me pasan esas cosas. Sólo pasa en América, en Hollywood.

No sabría explicaros el qué se encendió en mi mente cuando accedí a conocerle. Quizá las ganas de conocer gente nueva, de pasear y liberarme de tanto comedero de cabeza... Pero también tenía la idea de darle una oportunidad. Si me estaba engañando, rápido lo descubriría. Si era verdad lo vería, así que... No tenía nada que perder.

Cuando le vi, iba de uniforme. No se me olvidará el momento en el que le vi por primera vez. Lo que pensé fue... "Es ese, ¡es ese!". No me dio mala impresión cuando le vi, ni mucho menos. Al contrario, me transmitió una especie de confianza que no sabría explicar bien.

Yo también me la estaba jugando.

Bendito juego...

Paseamos, charlamos... Y, aunque puede parecer que yo iba demasiado deprisa, las caricias y las muestras de afecto me salían solas. No podía evitar acariciarle, porque me transmitía una especie de ternura, sobre todo cuando me decía...

Aún no me lo creo... Que esté aquí junto a ti después de tantos meses buscándote...

Recuerdo que no podíamos separarnos, y por ello incluso me invitó a cenar. Seguimos hablando, conociéndonos, y todo fluía a la perfección. Sentía atracción hacia él, y ternura... Ración triple de ternura en mi corazón, y de forma tan altruista como lo regala él. Él es el altruismo en persona.

El primer beso vino un rato después. No puedo pasar por alto cuando le abrazaba y escuchaba su corazón latir en su pecho, que bombeaba frenético cada vez que me acercaba a él y le abrazaba. Y el beso... Fue lo más dulce que puede existir y que he podido vivir. Dulce es la palabra perfecta para describirlo, y para describirle.

A partir de ese día estamos juntos. Sí, así sin más. La vida se basa en estos impulsos, que a veces merecen la pena y a veces no, pero yo... Volvería a guiarme por este impulso infinitas veces, os lo juro. Esta historia ha sacado lo mejor de mi, me ha devuelto la confianza en mi misma y en las personas, ha vuelto a limpiar mi sonrisa de óxido y él ha pegado los trocitos de mi corazón con caramelo. Sí, suena cursi, pero no hay mejor manera de describirlo.

Nunca, repito, nunca pensé que me iba a pasar algo tan bonito, y que resulte que todo vaya bien, que todo sea tal como imaginé un día, o una noche entre lágrimas y soledad en esas noches de frío interior. Todo ésto a veces me sigue pareciendo un sueño, algo irreal de lo que algún día me despertaré y me llevaré la decepción. Podría decir que a veces me dan ganas de pellizcarme para ver si en realidad ésto es un sueño, sólo fantasía, o es la pura realidad. Me doy cuenta que es real cuando escucho una canción y lloro pensando en él. Eh, pero lloro de felicidad, ¿eh?

Ahora, me dirijo a él, porque sé que lo leerá. Yo misma se lo enviaré.


A ti, mi Sol y Estrellas.

Decidí llamarte así de vez en cuando por una frikada, pero me da igual. Lo nuestro es tan bonito que lo merece, y merece todas las expresiones cursis y amorosas del mundo.

Tú te mereces tanto, tantísimo, que todo lo que yo te de se quedará corto en esta vida.

Ya hace un mes y seis días que estamos juntos. Es poquito, pero he estado tan bien que se me ha pasado muy rápido. En este tiempo me he dado cuenta de lo buena persona que eres, de todo lo que das por mí que es más que demasiado, y que apuestas fuerte por lo nuestro, al igual que yo. Te esfuerzas muchísimo porque todo salga bien, y veo el cariño y el amor en tus ojos. Dios mio... Eres todo lo que busqué durante tanto tiempo y que tanto me faltó que escribiendo ésto me emociono y bueno. sabes que lloro un poquito. Pero tranquilo, como he dicho más arriba, es de felicidad.

Gracias por todo lo que me das cada día, cada día de nuestras vidas que compartes conmigo. Gracias por todos los detalles que tienes conmigo, pequeños y grandes, que me enamoran aun más cada día de ti, y que me enganchan tantísimo a ti que... No puedo estar sin tu mirada, sin tus abrazos y sin apoyar mi cabeza en tu pecho. Has calado hondo en mi vida, más de lo que piensas y de lo que puedas creer, y tengo tantas ganas, tantísimas ganas de compartir mi vida contigo... Mi vida entera contigo.

Como dice una canción que me gusta mucho...

"Él borra las horas de cada reloj,
y me enseña a pintar
transparente el dolor con su sonrisa.
Levanta una torre desde el cielo hasta aquí
y me cose unas alas, y me ayuda a subir a toda prisa,
a toda prisa.
Le quiero a morir".

La he versionado un poco... Para ti.

Yo creo al igual que tú que desde un principio estuvimos unidos por el famoso "hilo rojo"... Porque lo nuestro es... Roza tanto la perfección, con sus más y sus menos, como todo el mundo, porque si no no sería humano, pero estamos ahí. Nos apoyamos, nos cuidamos, nos preocupamos el uno del otro. Eres todo, todo y todo lo que he buscado tanto tiempo y he deseado siempre.

Quiero que entiendas que, aunque a lo mejor haya un día que no te lo recuerde tan a menudo, o que se me escape un abrazo, o que parezca que estoy distante, te quiero a morir. Así, sin más. Te quiero a morir, más que a nada, más que al sol que me ilumina y me da vida, porque recuerda, tú eres mi sol y estrellas, y si me falta el sol en mis días y las estrellas en la noche, mi alma se pierde.

Has pasado a ser alguien tan importante en mi vida, alguien que me saca una sonrisa con tus detalles especiales y que son sólo tuyos, tan originales, y que de verdad, me enamoran más cada día de ti... Sólo puedo pedirte que no cambies nunca, porque siendo como eres, siendo tú mismo, seguiré siendo tuya cuanto quieras.

Grábate esto a fuego, cielo. Te quiero a rabiar, a morir, y daría todo por ti. Te cuidaré hasta el final, hasta el infinito, y velaré tus sueños cuando éstos no sean bonitos. Escucharé tus confidencias y tus preocupaciones como si se me fuera la vida en ello, y te aconsejaré como mejor pueda. Te abrazaré en las noches de tormenta y lluvia, y disfrutaremos de su sonido juntos. Construiremos un futuro juntos, y lucharemos por esta historia tan preciosa que nos ha tocado vivir.

Gracias por encontrarme y hacerme tan jodidamente feliz.

Un "te quiero" poco a poco se va quedando corto...

Infinitos besos, cariño mio.




miércoles, 20 de mayo de 2015

Todavía.

Ha pasado algo de tiempo desde entonces.

Lo peor de todo, es que apenas he avanzado. Mis sentimientos siguen aflorando de vez en cuando, y aunque he intentado recuperarme, no recordar, dejar de lado todo lo que pasó, lo nuestro, no puedo olvidar del todo. Por las noches, no se por qué, en mi mente siguen viniendo bonitos recuerdos de lo que fuimos, de lo que nos quisimos, o al menos, te quise.

En mi cabeza perdida permanecen unas cuantas preguntas que no logro resolver, y que quizá si tú leyeras a lo mejor te molestarían... Pero llegados a este punto, no puedo callarme.

¿Me quisiste?

No es mi principal pregunta, pero también ronda mi cabeza. El final de nuestra relación fue un tanto caótico, el final se avecinaba con las horas, y no se por qué, yo lo notaba pero no lo quería ver. Nunca quise terminar contigo. Por esos momentos me pregunto, por algunas cosas de tu comportamiento si realmente al final por lo menos de la relación me quisiste. Yo quiero creer que sí, pero ahí sigue la duda... Muchas dudas.

¿Por qué?

Discutimos. Sí. A día de hoy no logro comprender del todo el motivo de que se acabara lo nuestro. Sé que para ti fue una razón de peso, pero en parte, perdóname, pero me pareció una estúpida razón por la que cortar algo tan bonito. He querido comprenderte, y de hecho lo hago, pero lo siento... Lo siento en el alma. En ese aspecto no pienso igual que tú, y el dolor de ese día aún sigue haciendo mella en mi corazón.

¿Ya te has "liberado"?

Quizá, y sólo quizá, al final de la relación yo sentía mucho más por ti que tú por mi. Creo bastante que fue así, pero aun así... ¿Ya te has recuperado de todo eso? ¿Ya has logrado olvidar los sentimientos por mi y continuas con tu vida como si no hubiera pasado nada? En parte bueno, me alegro, pero... Me resulta tan difícil imaginarlo... Yo sigo día a día pensando en ti, no hay día que no lo haga. Los recuerdos me atormentan, tu estado en sí conmigo en parte me duele porque, me hace ver, que para ti ha sido fácil librarte de los recuerdos y de lo que sentías, y que ya eres un alma completamente libre de nuevo y que ya no te acuerdas de lo que fuimos. Tu "indiferencia", por llamarlo de alguna manera, me trastoca el fondo de mi corazón porque de verdad, me sorprende todo ésto... Parece que ha sido tan, tan fácil para ti... Sin embargo, siguen habiendo días en los que me despierto y lo primero que pienso es en ti, en los recuerdos que tengo, en tu piel, en tu forma de reír, en tus ásperas caricias, en las noches de pasión, en los besos, en nuestro primer encuentro... Lo siento, pero a día de hoy, no dejo de pensar en ti.


De corazón te digo que hacía tiempo que no quería tanto a alguien. Rompiste fuerte en mi vida, en un momento quizá algo delicado, y me sacaste de esa oscuridad para llevarme a la luz. Cogiste mi mano, me miraste con amor y deseo y me diste algo que dudaba que alguien me diera algún día. Me quisiste tal como soy, e hiciste que me sintiera bien, o mejor dicho... Como en un sueño.

Deduzco que, por tu forma de ser conmigo ahora mismo ya no sientes nada por mi, que te olvidaste de los sentimientos y has salido de ésta, al contrario que yo. Sí, no te niego que estoy mejor, pero no dejo de pensarte, no dejo de recordarte. La ciudad, mi casa, está llena de recuerdos tuyos. Cada rincón tiene algo que decir sobre nosotros... E incluso hay sitios de la ciudad en los que aún no puedo estar, porque no me siento preparada para afrontarlo... Para afrontar que ya no volveré a estar allí contigo.

Todavía hoy te sigo queriendo con el dolor que ello supone.


Did I disappoint you or let you down? 

Should I be feeling guilty 
Or let the judges frown? 
Because I saw the end before we'd begun
Yes I saw you were blinded and I knew I had won
So I took what's mine by eternal right

Took your soul out into the night

It may be over but it won't stop there
I am here for you if you'd only care
You touched my heart you touched my soul
You changed my life and all my goals
And love is blind and that I knew when
My heart was blinded by you
I've kissed your lips and held your head
Shared your dreams and shared your bed
I know you well, I know your smell
I've been addicted to you

Goodbye my lover

Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me
Goodbye my lover
Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me

I am a dreamer but when I wake

You can't break my spirit
It's my dreams you take
And as you move on, remember me
Remember us and all we used to be
I've seen you cry, I've seen you smile
I've watched you sleeping for a while
I'd be the father of your child
I'd spend a lifetime with you
I know your fears and you know mine
We've had our doubts but now we're fine
And I love you, I swear that's true
I cannot live without you

Goodbye my lover

Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me
Goodbye my lover
Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me

And I still hold your hand in mine

In mine when I'm asleep
And I will bear my soul in time
When I'm kneeling at your feet
Goodbye my lover
Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me

Goodbye my lover

Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me
I'm so hollow, baby, I'm so hollow
I'm so, I'm so, I'm so hollow
I'm so hollow, baby, I'm so hollow
I'm so, I'm so, I'm so hollow...

miércoles, 8 de abril de 2015

Rojo pasión.

Me arropa con la ilusión de un nuevo día, aunque me atemoriza la idea de que me vuelvan a hacer daño. Me tranquiliza con susurros imaginarios, que sé que me llegan, estabilizando de alguna manera mi temor por el hecho de que jueguen conmigo. 

Lo que sé es que no quiero sufrir.

Y mientras el negro, junto con el de la noche, viste mi figura, resaltando mi blanca piel, yo adorno mis palabras con labios Rojo Pasión. Pasión que me haces sentir, pasión que te hago sentir.

Porque cuando me borras con tu dedo pulgar el carmín, mi mente viaja, mi cuerpo levita y el tiempo se para. Bésame y funde tu deseo con el mío. Vamos a borrar el Rojo Pasión a base de cariño.

Vamos a curarnos el alma, a tener el corazón más rojo que nunca y y a soñar despiertos cogidos de la mano.

sábado, 4 de abril de 2015

Carta de despedida.

"Hola.

Después de lo que hemos vivido, de lo que hemos sentido, pensado, querido, imaginado, quiero escribirte una carta, porque sabes que soy mejor escribiendo que hablando. No puedo pasar este momento sin decirte muchas cosas, independientemente de todo lo que haya podido ocurrir.

Mi casa está llena de recuerdos tuyos. Son cosas simples, objetos materiales que algún día tengo que devolverte, porque te pertenecen, pero por donde vaya hay cosas o sitios que me recuerdan a ti, a tu presencia. Al fin y al cabo, esos recuerdos son muy bonitos, por tanto, los guardaré en un rincón en mi mente que tengo adrede para ello. No los olvidaré, tenlo seguro, pero a veces tengo que atarlos y guardarlos bajo llave porque, salen a la luz enturbiándome el sueño y no puedo dormir. Cuando esté mejor moralmente, más recuperada de esta pérdida, intentaré terminar ese libro que me dejaste, y además también el segundo libro.

Creo que, aunque pase el tiempo, aquel sitio, debajo de las estrellas y a ser posible de la lluvia también, siempre será nuestro sitio. Aunque pueda volver con otra persona, siempre será nuestro, pero aun así, dudo que vuelva con alguien diferente a aquel sitio. Es como... Profanar un altar.

Sé que ésto ya te lo he dicho, es más, nos lo hemos dicho mutuamente ya, pero quiero en esta carta darte las gracias por todo. Aunque al final las cosas no fueran bien al máximo, cuando han ido muy bien me has hecho muy, muy feliz. Has conseguido, o conseguiste que saliera de un pozo el cual consideraba muy hondo, y tú, con tu cariño me hiciste hacerme valer y junto a ti vi un poco más de luz en todo ésto. Me mostraste confianza, sinceridad, cariño... Todo desde el primer día en que nos conocimos. Has marcado mi vida, de alguna manera, más para bien que para mal, por ello me alegro también de que mi camino haya coincidido con el tuyo. Lástima es la que siento cuando pienso que ésto, lo nuestro, podría haber salido mejor de lo que ha terminado, pero bueno, por lo menos estamos ahí, aún seguimos presentes el uno para el otro.

Además de todo esto, insisto, gracias. Gracias por dar, en algunos aspectos, sin apenas recibir. Gracias por regalarme cosas, tanto materiales como sentimentales. Gracias por escucharme, por aconsejarme en cuanto a mis estudios, por darme tranquilidad y decirme que todo va a ir bien. Gracias por llamarme al teléfono a la hora que fuera para que no me quedara dormida y seguir con mis obligaciones, era un detalle precioso por tu parte. Gracias por haber hecho que, a pesar de la distancia, te haya sentido tan, tan cerca todo este tiempo, y que tus caricias y tus besos me llegaran a través de los kilómetros que nos separaban. Gracias por aparecer ese día de San Valentín, recogerme, llevarme a cenar, mirarme y comerme con la mirada, besarme con las ganas con las que me besabas, dejar tu mano derecha sobre mi muslo mientras conducías incluso cuando te hacían falta las dos manos sobre el volante. Gracias por dejarme conducir tu coche; sabías que era uno de mis preferidos y más de una vez me has dejado disfrutarlo y volar con la velocidad a mis pies. Nunca olvidaré esa noche, como me mirabas mientras yo conducía y cantaba a la vez. Aunque no te mirara directamente, debes saber que te observaba por el rabillo del ojo, y de verdad, tus miradas sorprendido y a la vez maravillado por lo que veías se me han quedado grabadas en el alma. Gracias por tus caricias a fuego lento, por tus besos tiernos en todo mi cuerpo, por ese calor que desprendía tu cuerpecito y que me abrigó algunas noches. Gracias por las sonrisas sinceras, por los "te quiero muchísimo". Gracias por esas canciones que me cantabas, que me dedicabas. Nunca, repito nunca podré escucharlas sin acordarme de ti. Con ello, siempre me hacías sentir única en el mundo, y viste que lloraba de felicidad cada vez que me las cantabas al oído. Gracias, gracias de corazón.

Gracias por regalarme todo lo que me has regalado, pero también quiero destacar a Inazuma, ese perrito color miel que reside en mi cama desde que me lo diste. Ha sido compañero de sueños, alegrías y también tristezas, y te aseguro que seguirá siendo el guardián de mis sueños y de mi cama durante mucho tiempo más. Fue importante para ti, por ello lo cuido con tanto mimo.

Gracias por mantener esas conversaciones conmigo, todas y cada una de ellas. Gracias por darme ánimos respecto al equipo, mis estudios y mi vida en general.

A pesar de que he escrito muchos agradecimientos, aún se me quedan en el tintero, guardados en mi mente y escritos de alguna manera en mi corazón. Pero sobre todo, gracias por haberme hecho soñar tantas cosas bonitas.

En definitiva, quiero que sepas, aunque posiblemente no leas esta carta jamás, que estoy aquí, y sé que tú estarás ahí. Cuenta conmigo para cualquier cosa, para hablar, para reír, para llorar... Somos amigos, al fin y al cabo, y eso que tú no concebías la idea de que los ex fueran amigos. Sonrío ante esa idea, porque quiero ser tu amiga, y ahora, somos amigos.

Ten muy, muy presente que estaré ahí. Te has ganado un sitio en mi corazón a pesar de todo.

Gracias, y mil veces gracias por haber pasado por mi vida y haberme acompañado un poquito en el camino. Deseo que te vaya todo muy bien, y que encuentres a alguien lo más acorde a ti posible. Y recuerda lo que te dije hace tiempo: Lo que te propongas, lo conseguirás, pero también, sonríe más a menudo.

Te quiero, de alguna forma u otra estando como estamos, pero te quiero.

Hasta pronto."




lunes, 30 de marzo de 2015

El dolor de mi alma.

Todo sigue igual. O peor.

Aun así, sigo luchando a día de hoy, porque tengo esperanzas. Tengo el deseo oculto de que por fin esto cambie, de que todo vuelva a ser como antes, pero cada vez en menos probable.

Sigo en el invierno de tus palabras. Me abrigo como puedo, me refugio en lo poco que encuentro, y trato de no derrumbarme en medio de todo el hielo que me rodea. A veces, cuando no miras, algunas lágrimas se congelan en mis mejillas, y me las limpio rápido para que no las veas, para que no notes que de verdad estoy sufriendo. Más de lo que piensas.

No me cuesta trabajo tragarme el orgullo con la gente que quiero, ya que hago todo lo posible para que la situación se normalice. Contigo lo he hecho varias veces, y no me arrepiento, pero me duele que tú no hagas lo mismo. Te repito una y otra vez que todo lo que hago es por y para ti, pero te alzas impasible ante todo lo que digo. Mendigo a veces tu amor, quedándome con lo que me das y guardándolo en mi corazón, curando alguna que otra herida.

Siempre estoy nerviosa. Me duele el corazón día a día, y apenas ese dolor remite alguna vez. No me gusta estar así, dolida. No me gusta que estés así. El recuerdo de lo que éramos me atormenta cada minuto, enturbiando mi mirada con lágrimas cargadas de deseos de retroceder al pasado. A día de hoy, sigo pensando que si pudiera, retrocedería hasta ese momento y borraría esa frase de mi boca. Todo hubiera ido mucho mejor.

Me escuchas, callado. No notas mi tristeza, apenas te fijas en ella. Tampoco puedes hacerlo, pues no me ves el rostro. Me replanteo mentalmente una y otra vez si me quieres, y pienso dónde ha quedado el amor que me dabas hasta hace poco. Inconscientemente, sabes que si me concedieran un deseo ahora mismo, pediría que todo volviese a ser como antes.

Imploro a veces a Dios, aunque no sea muy creyente. Por las noches, rezo y le pregunto el por qué de todo ésto. Le pregunto si de verdad he sido tan mala persona como para merecérmelo, y en silencio, mi alma aúlla al cielo pidiendo perdón y suplicando alivio.

Quizá me equivoque. Quizá lo que voy a decir es más doloroso para mí que para nadie más, pero poco a poco, aunque yo no quiera y luche contra la marea, aunque me duelan los músculos, sigo nadando, pero a la vez, me vas alejando de ti.

Aúllo en la noche entre lágrimas, cuando no me ves, suplicando tus palabras, esas que curan mi alma.

Sólo tienes que quererme un poco más, como antes.




viernes, 27 de marzo de 2015

¿Qué pasó?...

Ven. Siéntate frente a mi, y a ser posible cógeme de la mano.

Vamos a hablar como las personas, sin esconder lo que sentimos. Sacaré la poca valentía que me queda en este corazón y te diré que me duele. Tú me dirás lo que ocurre, todo lo que se te pasa por esa mente maravillosa, y entonces descubriremos qué es lo que pasa, o lo que pasó.

Tengo un nudo en la garganta, pero no quiero deshacerlo porque eso supone llorar. Quiero ser fuerte ahora que estoy frente a ti, poder decirte todo lo que siento sin tener que hacer pausas para limpiarme las lágrimas y que el mismo nudo en la garganta no me deje hablar y expresarme. Me gustaría no tener que hablar de este tema de nuevo, pero lo siento, a día de hoy me sigue alterando el sueño.

Tú me miras preocupado. Sabes perfectamente de qué voy a hablarte, y eso te preocupa, pero quieres que salga de mí misma. Me preparo mentalmente para decírtelo todo, sin parar. Necesito decírtelo y zanjar de una vez ésto. Me resulta muy doloroso, y surge un dolor en el centro de mi pecho.

Me coges de la mano, pero yo aprieto más fuerte. Observo cada uno de tus rasgos antes de decirte nada, quiero quedarme con ellos. Te digo que espero que entiendas por qué no te he comentado esto antes, que siempre tengo miedo de perderte. Me vuelves a repetir que sea lo que sea, no será una razón para dejarme. En parte me tranquiliza, en parte no.

Las lágrimas están a punto de caer desde mi oscura mirada hacia mis mejillas un poco sonrosadas. Miro nuestras manos, me quedo con esa imagen grabada a fuego en mi mente por si acaso no la vuelvo a ver.

Y, posando mi mirada en la tuya, te pregunto con todo el pesar de mi alma. ¿Qué pasó?

Tú, inmóvil, te quedas mirándome como si hubiera dicho algo raro. Quizá no sepas de lo que hablo, pero sé a ciencia cierta que sí.

¿Qué ha pasado en ti, amor? ¿Qué pasó que todo cambió? Esa pregunta lleva rondando mi liada cabecita durante bastante tiempo. Mi corazón no logra entender qué es lo que ha ocurrido entre nosotros para que todo se torne diferente. Sí, nos queremos, de eso no hay duda. Yo te quiero, mucho, muchísimo. Sé que tu a mi también, pero a veces no me queda del todo claro cuánto me quieres. A veces pienso que te has ido desilusionando conmigo, A veces pienso que no me quieres tanto como antes, aunque yo no haya hecho nada como para que ocurra eso. Trabajo duro cada día para enamorarte, para que tengas claro al máximo que quieras quedarte cada día de tu vida conmigo, como yo contigo. Yo ya lo siento, ¿y tú?

Sigo cada día escribiéndote cosas que salen directamente de mi corazón, calentándome la cabeza para decirte cosas bonitas, junto con todo lo que siento por ti, y la diferencia radica en que noto que el efecto que tienen sobre ti no es el mismo. Antes tratabas de contestar con algo parecido, diciéndome tus sentimientos, llenándome de palabras que me dejaban sin palabras disponibles. ¿Por qué ahora no tienen el mismo efecto en ti? Dime, ¿he hecho algo malo? ¿ya no te gusto como antes? ¿me quieres menos que cuando empezamos?...

¿Qué pasó para que perdieras las ganas de decirme esas cosas que me encantaban de ti?

No consigo contenerme, y ves que empiezo a llorar de forma desconsolada. Me dices que no llore, e intentas limpiarme una de las lágrimas de mi mejilla con tu dedo pulgar. Me das un beso, pero no sabe igual que antes. Sé que algo ha cambiado y no sé por qué no me lo quieres decir. Dime si ya no me quieres como antes, dime si ya no te gusto o ya no soy aquella chica maravillosa que encontraste, para ti.

¿Por qué ya no imaginamos cosas del futuro como antes? Hace poco tiempo nos encontrábamos en la madrugada, y nos poníamos a imaginar un futuro, una casa, una vida, una familia. Era pronto para hacerlo, pero a nosotros nos gustaba la sensación. ¿Qué ha cambiado para que ya no hagamos esas cosas? Sabes que yo estoy más que dispuesta, pero no te veo con ganas.

Me duele verte así.

El dolor se agolpa en mi corazón y me hace llorar más violentamente.

Te cojo fuerte de las manos, las agarro contra mi pecho y te miro directamente a los ojos, aunque apenas vea claramente por las lágrimas. Dime por favor qué es lo que ha cambiado en ti, dime que ya no soy esa que te quitaba el sueño, que ya no me quieres como antes y que no tienes las mismas ganas de estar conmigo, pero dímelo ya. Dímelo sin tapujos, pero dímelo ya. No me digas que sigues igual, de verdad. No es así, y lo sabes.

Y ahora, me gustaría que todo se tornase a una situación mejor, que me dijeras cuánto me quieres y que no quieres separarte de mí por nada del mundo. Dime esas palabras que curan el alma, esas que tú sólo sabes. Abrázame fuerte y no te separes jamás, pero dime la verdad. Bésame en la frente, después las mejillas empapadas de recuerdos y después los labios. Cúrame este dolor, cariño.

Lo necesito.




*Dibujo original de Sara Herranz

viernes, 20 de marzo de 2015

Al oído.

Dime al oído lo que necesito escuchar.

Dime que desde que estamos juntos, me necesitas mas que a nadie.

Dime "esta noche serás mía en la cama".

Dime que tu mirada ya no puede dirigirse a otra chica que no sea yo.

Dime que yo te completo, que soy lo que querías encontrar.

Dime suavemente cuánto sientes por mi.

Dime, cuéntame, exprésate.

Dime que no has perdido la ilusión por lo que tenemos.

Dime, susúrrame en el cuello que no quieres separarte de mi. Nunca.

Dime un "te quiero" en voz bajita mientras hacemos el amor.

Dime cosas bonitas mientras me acaricias la espalda y me miras fijamente, con deseo.

Dime que nada cambiará.

Dime eso que tanto me gusta.

Dime que sigues sintiendo cosas por mi.

Dime que me quieres, después cántame esa canción que me dedicabas y bésame.

Dime, como antes, que quieres un futuro conmigo.

Dime que yo soy la que te quita y te da el sueño de cada noche.

Dime que me quieres, y que yo te diga lo que sienta sin miedo, porque tú también lo sientes.

Dime que estarás ahí.





Dibujo original de Sara Herranz.

lunes, 16 de marzo de 2015

Donde sólo existas tú.




"Volveré donde nazcan primaveras de azahar. Donde, con la risa rota, pueda estar donde sólo existas tú."





domingo, 15 de marzo de 2015

La noche.

La Noche posa sus manos sobre mis hombros. Me susurra al oído que confíe en que todo va a ir bien, pero yo siempre soy muy desconfiada. El miedo me atenaza, y aunque ella tardó en ganarse mi confianza, siempre me da buenos consejos. Eso hizo que la aceptara como una amiga más.

Ella sabe de sobra que cada luna, antes de acunarme entre sus brazos y cantarme una nana en voz bajita, pienso en él. Pienso en lo que hemos tenido, en lo que tenemos y en lo que tendremos. Todo  lo que hemos hablado, imaginado, sentido, querido, deseado... Todo ello queda en el registro de mi memoria. Todo viene aquí, a los pies de mi cama, y pasa ante mi como una película. 

Me escondo debajo de las sábanas, y el cosquilleo en mi nuca aparece de nuevo. Siempre mis recuerdos van al mismo sitio, a la misma situación, al mismo momento en que todo cambió. Dudo en que si lo que hice fue bueno, si tomé la mejor decisión, y La Noche escucha mis pensamientos sin decir nada. No sabe qué decirme, no sabe qué aconsejarme. No sabe nada. Simplemente se queda ahí, haciéndome compañía mientras una melodía triste suena en mis oídos.

Por suerte, el insomnio no me ataca, pero sí los pensamientos incómodos. No puedo dejar de pensar en todo, en mil cosas y en nada a la vez. Me gustaría que todo fuera mejor, saber lo que va a pasar y que La Noche me lo diga, tranquila, serena, paciente, quieta, cálida, cariñosa. En mi fuero interno deseo que me diga que todo irá bien, que le de tiempo al tiempo y que veré que la luz saldrá de nuevo, que ella se irá porque ya no me hará falta. Ella se alejará como el viento aleja las hojas de otoño, me dejará dormir y permitirá que él me acune en vez de sus brazos oscuros. 

Volveré a llorar, pero de risa. Volveré a sentirme inquieta, pero por esperarle a él. Volveré a sonreír, cuando La Noche me acaricie el pelo, con gesto suficiente, sabiendo que ella llevaba la razón, mientras me canta.

"...Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea."*


 



* Nanas de la Cebolla, de Miguel Hernández.

Te necesito.

Te necesito en las noches oscuras, cuando el Sol no alumbra mi pelo y anhela tus manos enredándose en él.

Te necesito cuando añoro tus caricias.

Te necesito cuando recuerdo tu sonrisa, tus gestos, tus expresiones.

Te necesito a mi lado en la cama, y sentir tu calor emanando de tu cuerpo.

Te necesito cuando ansío tu presencia junto a mí.

Te necesito en los momentos de ausencia, porque cuando estás, aún no te has ido y ya te echo de menos.

Te necesito en las palabras, en los "te quiero" escondidos en nuestro corazón que manifestamos a menudo.

Te necesito cuando el aire frío roza mi piel cada mañana.

Te necesito cuando mis labios añoran tus besos, tu caricia en mi rostro y tu mirada en la mía.

Te necesito cuando respiro tu perfume y sé que estás en la lejanía.

Te necesito cuando duermo, tú, que custodias mis sueños.

Te necesito cuando siento la agonía de no poder vernos cuando queremos.

Te necesito en mi cama, adorándonos mutuamente con la piel.

Te necesito a todas horas,

Todos los días,

Toda la vida.


"Nunca tuve el corazón tan rojo"



viernes, 6 de marzo de 2015

Ahora.

Ella siempre quiso alguien así, como era él. Siempre lo buscó entre la gente, o hablaba consigo misma sobre cómo sería la persona ideal para ella, con la que le gustaría pasar el resto de sus días.

Esa persona llegó. A pesar de que a ella prefería ir despacio con estas cosas, siempre tuvo ganas de seguir hacia delante e intentar todo con él. El miedo a que las cosas no salieran bien era su día a día, pero intentaba mover ese temor hacia un lado y seguir viviendo lo que viniera junto a él.

Ahora, ella no puede vivir sin él. Su vida se ha llenado con su nombre, con su presencia y con su perfume. Piensa mil maneras, mil cosas para poder hacerle feliz... Siempre él ocupa el primer pensamiento que llega a su adormecida mente cuando se despierta cada mañana, y busca cada día una manera de poder volver a verle lo antes posible. Se rebana los sesos imaginando su vida junto a él, lo felices que podrían ser, lo que ella tiene que cambiar de sí misma para ser mejor persona y mejor pareja...

El miedo se agarra a sus nervios. Ahora que siente que está enamorada, ahora que tiene los sentimientos a flor de piel no puede evitar temer que algún día algo pueda salir mal, que para él dejara de ser esa chica especial que conoció un día y que le hacía tan feliz, que las ganas de comerse mutuamente desaparecieran para siempre, o que las palabras bonitas ya no aparecieran en sus conversaciones.

Ahora que le ama, ella teme perderle.



jueves, 5 de marzo de 2015

Mi duende.

Desde el día en que la noche cubrió su propósito con su oscuro manto salpicado de estrellas, ellos ya no pudieron separarse jamás.


-----



Él.

Sus ojos estaban cansados de ver pasar la vida y no encontrar algo que le motivase. Agotado de la mala suerte y de las malas jugadas del destino, alguna vez que otra se planteó tirar la toalla... Pero algo le decía que eso no era la mejor opción, que había algo esperándole.
Cuando miraba, no observaba. Cuando comía, no saboreaba. Cuando besaba, no amaba. El cúmulo de circunstancias en la vida le hizo perder la ilusión por todo lo que le rodeaba, quedando poco a poco apagado su ser, marcado en sus ojeras, escrito en su cuerpo. Pedía en silencio que todo empezara a mejorar, que apareciera algo que le diera vida a su vida y que por fin pudiera ser feliz después de tanto sufrimiento.

Cuando su princesa apareció, todo se tornó a otro color.

En cada una de sus caricias perfila de forma sutil el arte del amor, demostrando con cada roce la adoración que siente por ella. Vigila con cautela cada movimiento y sentimiento de su amada, con la mirada puesta en su cuerpo de forma que lo que se supone que es una inocente mirada, en realidad en un mordisco imaginario. Cada noche le hace el amor como si no fuera a haber un siguiente día, sin dejar atrás un tierno beso en los labios, o una suave caricia en la mejilla. Él lo sacrifica todo por ella. 

Se pierde en el humo de su cigarro imaginando el contorno de sus caderas, recordando cada vez que la piel rozó con la suya. Se acerca su ropa a la nariz, cuando ella entra en duermevela, y aspira delicadamente el perfume de su cuerpo, grabándolo a fuego en su mente para recordarlo con intensidad hasta el próximo día que la pudiera ver. Sus manos, descuidadas en el tiempo, daban a su amada siempre una tierna caricia. Es un hombre que demuestra su adoración con la mirada, su querer con los labios, y su alegría con su canto. Él es excepcional.

Aunque no viera nada, observaba su carita en la noche mientras ella dormía. Acariciaba levemente su pelo, con cuidado de no despertarla, y jurándole amor eterno le prometió en silencio que la haría feliz de por vida.



-----



Ella.

Lo agobiante de su situación hizo que ella pensara en cometer locuras con tal de arreglárselas sola. Se veía en medio de un montón de gente, cada persona con una historia distinta, pero a ninguna terminaba de verla llena. Algunos que otros pasaron por sus brazos y quizá probaron sus labios, pero ninguno era digno de ella. 
Hubo mentiras, hubo desengaños, hubo decepciones. Algunos incluso se quisieron aprovechar de ella, hasta que la princesa dijo que no quería seguir más con esa farsa. A partir de ahí, debido a todo lo que en sus recuerdos cargaba, su melena perdió su brillo, su mirada perdió la fuerza, sus caricias no tenían dueño y la soledad fue apagando su alma.

Aparecieron príncipes engañosos con lo que parecían distintos regalos. Uno le regalaba palabras bonitas de las que se pronuncian de vez en cuando. Otros le regalaron falsas ilusiones, e inclusos falsos "te quiero". Pero... Cuando miró entre el público, le vió a él.

Como predestinados, se conocieron y compartieron más de un baile de miradas entre ellos. A pesar de la distancia, él le hacia sentirse acompañada en las noches de más intensa soledad, cuando las estrellas quedan envueltas por un tapiz de nubes. Poco a poco ella fue dando acceso a su alma, hasta que un buen día se percató de que ese hombre era todo lo que ella había querido encontrar toda su vida. Junto a él no sentía tristeza. Si lloraba, era de emoción y de felicidad, y si discutían, pronto lo arreglaban y volvían a unirse en una sola alma. 

Una noche, él y ella estaban juntos, tumbados, envueltos por capas de sábanas que les abrigaban del frío. Mientras él dormía sobre los senos de la princesa, ésta miraba a la luna y lloraba... Pero lloraba de alegría. Juró que hacía tiempo que no se sentía así, que todo parecía un sueño del que no quería despertarse, que nadie sobre la faz de la Tierra le haría tan feliz como él, y que quería pasar el resto de su vida junto a esa persona. 

Mientras la respiración lenta y acompasada del hombre acariciaba la piel de ella, ésta besó su frente con cuidado, y en voz casi inaudible, le susurró:

- Duerme, cariño... Duerme. Sueña conmigo, pues tu eres mi sueño y mi insomnio, y mientras estés aquí no habrá día en que una sonrisa no amanezca en tu rostro.

Junto a su cuerpo dormido ella había dejado una nota escrita con el mayor de los sentimientos, con una lágrima de felicidad por bandera y en la que se leía:
"Te amo, mi duende."

jueves, 19 de febrero de 2015

El destino y tú.

"Un día cualquiera el destino llamó a mi puerta y no me di cuenta. Después de tanto tiempo, me trajo un regalo que decía que quizá me merecía. Yo estaba escéptica ante eso, pero decidí hacerle caso... Nunca se sabe.

Conocí a alguien. Este hombre era de esas personas que no encuentras a menudo, que apenas quedan ya y que hacen lo posible para hacer feliz a la persona que quieren. Ese tipo de gente que ahora mismo están en vías de extinción, y que mucha gente busca de forma desesperada porque precisamente son su prototipo de pareja ideal con la que quieren compartir el resto de sus vidas. Yo no me incluía entre esas personas buscadoras de ángeles camuflados entre la multitud, pero sí debo reconocer que, una vez que los encuentras, no los quieres dejar ir.

A veces, los caminos que el destino toma para que sucedan ciertas cosas son cuanto menos, curiosos. Son un conjunto de detalles casi insignificantes que, moviendo algún que otro mecanismo allí y allá hacen que tu vida cambie en un momento. Esa noche cambió mi futuro más próximo, mis expectativas más cercanas y sobre todo, mi visión de mi propia vida en ese momento... Y pensar cómo sucedió todo consigue que en mi cara se dibuje una cálida sonrisa. Estoy muy agradecida a ese amigo invisible, el destino.

Esa persona compartía conmigo distintos aspectos de su vida, gustos, aficiones, creencias, valores... Coincidíamos en gran cantidad de detalles, lo cual resultaba bastante extraño y a la vez, gratificante, y así, poco a poco, se fue haciendo y ganando un hueco en mi vida, en la que ahora no me imagino un sólo día sin hablar siquiera con él.

Quizá esa persona no es lo que yo pensaba que era mi prototipo ideal, esa idea preconcebida que tantas veces hace daño a la gente aunque no nos demos cuenta, pero me llena tanto... Me hace tan inmensamente feliz, que todo lo demás da igual. Le quiero a él, y al destino también por ponerle en mi camino. Incluso puedo decir que le quiero querer más aún de lo que ya le quiero.

Cuando estoy con él, siento que todo lo demás no cuenta alrededor. Se puede notar como todo lo que ocurre y que nos rodea desaparece, y solo existimos él y yo. Me hace sentir única y especial, querida las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. No puedo pedir más... De verdad que no puedo pedir más. Él es todo para mí, todo lo que yo quería, y su gran corazón me tiene atrapada.

En mi fuero interno siento la necesidad y el deseo de hacerle inmensamente feliz, porque se lo merece a más no poder. Los cuidados que me proporciona hacen que me sienta en deuda con él, pero le devuelvo todo el amor posible y toda mi atención a cambio. La ilusión que ha aportado a mi vida es muy grande, me ha devuelto la sonrisa sincera que dejé de tener hace algún tiempo, y su presencia cuando está junto a mi me cura el alma.

 Me encanta ver cómo me mira de forma furtiva, cómo me come con la mirada y cómo se ve en sus ojos lo mucho que me quiere. Adoro oler su perfume cuando no está y recordar lo que hemos pasado juntos. No me cansaré nunca de oir su voz cuando se acaba de despertar, o cuando la noche es profunda y no quiere hacer ruido. Su manera de darme calor con su cuerpo y cómo sus manos se apoyan en mi pierna, junto con mi mano, para estar más unidos aún cuando conduce.

Le adoro tanto... Nadie puede saber cuánto. Le quiero junto a mi, tanto como sea posible. Le echo de menos en la distancia, pero puedo decir que, a pesar de la lejanía, le siento conmigo a diario. Sé que hace tiempo que el destino no me regalaba algo tan inmensamente bueno."

Gracias a ti mis días tienen otro color. Gracias a ti he vuelto a confiar, y por ello te confío mi persona. Eres lo mejor que me podía haber pasado, y por ello no te quiero perder nunca.

Te quiero. Esto es por y para ti.

sábado, 24 de enero de 2015

Quiero hacer el amor contigo.

"- Me olvidaba decirte que...
- Dilo.
- Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes imaginar. Pero ésto no se lo diré a nadie, sobre todo a ti. Deberían torturarme para obligarme a decirlo.
- ¿A decir qué?
- Que quiero hacer el amor contigo. No una vez sólo, sino cientos de veces... Pero a ti no te lo diré nunca, sólo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo aquí delante de tu casa toda la vida."


La Vida es Bella




martes, 13 de enero de 2015

Para cuando no estés.

Cada día pienso en todo esto. En cada detalle de nuestra vida que ahora, de alguna forma, compartimos. Pienso en lo que vivimos, en lo que sentimos, en lo que puede pasar o lo que no. Todo es posible, nada es cierto, nada...

Aunque me cuesta, a veces quiero salir de esta situación. No por ti, si no por mi. No quiero volver a tener el corazón destrozado por otra experiencia, ni llorar sola ante la almohada que cobija mis sueños, mis sueños contigo. No quiero volver a esa situación en la que no hablamos, no nos tratamos, no nos abrazamos en el aire, ni volvemos a ser nosotros mismos. Hay cosas que no veo bien, que no quiero aceptar, y cosas en las que me doy cuenta de que quizá, y sólo quizá, el fin está muy cerca, más de lo que quiero creer...

Por desgracia, se que ésto acabará algún día, tú mismo lo dices. Cada vez que esas palabras salen de tu boca una sensación sacude mi corazón, me quedo inquieta en la oscuridad y creo que esto debería acabar ya, para no sufrir más, para no caer más en las manos de tu encanto... Para no enamorarme más.

Eres y serás lo que siempre busqué. Tu especialidad es hacerme sonreír, pero también picarme. Me haces disfrutar cada momento, cada palabra que te dedico, y cuando me dices algo bonito cierro los ojos para saborearlo y grabarlo a fuego en mi mente. Cada detalle por tu parte para mi supone un lugar idílico, un espacio donde puedo resguardarme en tiempos de tormenta. Tu pasión me quema la piel, me hace soñar y vivir intensamente cada momento contigo. Cruzo fuerte los dedos, deseando que algún día pueda demostrarte todo lo que siento, sin barreras, sin vergüenza, sin ataduras.

Sé, que tu corazón no me pertenece. Sé que estoy muy lejos de ser lo que quiero ser para ti, pero me esfuerzo día a día en darte lo mejor de mi. Confieso que a veces me da miedo lo que siento, porque veo que me voy a chocar contra la pared en algún momento, y que tu presencia se irá como el viento lleva a las hojas de un otoño. Me duele pensar en ello, no quiero ni imaginarlo... Pero intento alejarme, y no lo consigo... Me agarro fuerte a ti, sabiendo que, posiblemente ésto acabe algún día, pero hasta entonces, quiero quererte, quiero darte toda mi esencia y mi amor sin dueño, que ahora se desvela cada noche para soñar contigo.

Con tus palabras, con tus hechos, tus pequeños detalles, me abrazas fuerte contra ti, y sé que en algún rincón de tu alma no me quieres dejar ir, no quieres que te deje de llenar con mis besos al aire y mis caricias al cielo. Los dos, de alguna forma, nos complementamos, nos queremos de una forma extraña pero bonita, y... No quiero que esto termine nunca. Nunca. Jamás.

Quisiera darte todo, mi presencia, mi alma, mi cuerpo, mis sentimientos, mis ganas de quererte y de adorarte. Quisiera ser tu sueño y tu distracción, tu último pensamiento antes de ir a dormir y el sueño que mece tu mente cada noche. Quiero colarme entre tus sábanas y hacer de tu piel la mejor caricia para mi alma. Besarnos en la oscuridad y que la sonrisa nos alumbre... No necesito nada más.

Y cuando no estés, soñaré con nuestros momentos, con todo lo que hemos pasado y lo que hemos sentido. Recordaré el primer día, ese día en que te conocí y nuestro momento fue intenso. Nuestro secreto, nuestras cosas y nuestras conversaciones. Cómo me ponías nerviosa para después otorgarme un "te quiero" y deshacerme en mil vanos pedazos. La manera que tenías de hacerme sentir que no estaba sola, que estabas ahí, y así... Llevarme todo lo bueno de esto, aunque tarde en recuperarme.

Pero hasta entonces, seguiré día a día luchando, haciéndote sentir especial como realmente eres, queriéndote y adorándote. Deseando cada día estar a tu lado, y que nuestras almas sigan abrazándose de alguna manera.

"Cuando el sol salga por el oeste y se ponga por el este -dijo con tristeza-. Cuando los mares se sequen y las montañas se mezan como hojas al viento. Entonces volverás, mi sol y mis estrellas, no antes."




lunes, 12 de enero de 2015

Tu despertar.

La poca luz que entra por la ventana me despierta, me hace abrir los ojos después de una larga noche. Noto que te mueves a mi lado, y automáticamente te observo. Tu respirar lánguido, tranquilo, pasivo acompasa cada segundo que paso sintiendo tu presencia. Estás de lado, dándome la espalda. Lo único que oigo es tu respiración, y cuando te miro, no puedo evitar sonreír.

Me siento afortunada de tenerte a mi lado, compartiendo el mismo calor y las mismas sábanas, testigos de nuestra pasión desmedida y sin freno. Me giro y te abrazo por detrás, con mucho cuidado pues no quiero despertarte aún. Pongo el oído en tu espalda y escucho relajada el latido de tu corazón. Sin embargo, no puedo evitar adorarte, acariciarte, recorrerte con la mirada día a día y hacerle cosquillas al vello que nace mimoso en tu nuca. Rozar mis labios con la piel de tu cuello, y sentir cómo esta despierta ante mi tacto.

Mi adoración por ti te despierta poco a poco. Yo te lleno de mi amor.

Vas despertando. Te susurro al oído que te quiero con locura, y que doy gracias a Dios por darme la oportunidad de sentir tu piel, tu amor y tus besos, además de tu pasión. Te das la vuelta, perezoso, recién salido de tus dulces sueños, y con tus ojos llenos de descanso. Estás adorable recién despierto...

Me apoyo sobre mi codo, te miro con la cara iluminada por una sonrisa sincera y te digo:

- Buenos días, mi vida. Hoy quiero empezar el desayuno contigo.



sábado, 10 de enero de 2015

La desgracia previsible.

"El amor es una catástrofe espléndida: saber que te vas a estrellar contra una pared, y acelerar a pesar de todo. Correr en pos de tu propio desastre con una sonrisa en los labios; esperar con curiosidad el momento en que todo se va a ir al carajo. El amor es la única decepción programada, la única desgracia previsible que deseamos repetir."

Frédéric Beigbeder.


jueves, 8 de enero de 2015

Acaríciame el alma.

Ahora puedo oírte,
puedo sentir tu silencio
puedo recorrer tus besos
y soñar tus labios,
puedo escuchar tu melodía,
aún cuando estés lejos
y seas todo nostalgia.

-------------------------------------------|

Invade mi mente con tus palabras. Lléname el corazón de sonrisas sinceras, como haces siempre. A veces sueño con abrazarte y poder mirar tus ojos mientras te acaricio lentamente. Disfrutar de tu silencio en mi duermevela, sentirme agradecida por que tú seas parte de mi, notar tu calor envolviendo mi ser noche tras noche.

Empezar los desayunos con tu cuerpo. Amarte tal como eres, en todo tu ser, y besar tu carita cuando despiertas y me das los buenos días. Acurrucarme en el centro del latido de tu corazón y absorber la energía que desprendes. Grabar a fuego tu perfume en mi mente y deleitarme con tus caricias. Tocar el cielo juntos, llevarte a lo más alto entre las sábanas y entrelazar mi mano con la tuya. Desear que el tiempo no pase, que se pare para nosotros. Que nuestro roce sea suave y cariñoso, algo deseado e intenso, algo provocado y espontáneo a la vez.

Me alimentaría de tus besos, de tus caricias, de tus paseos por mi piel y de tu risa. Esa que me acaricia el alma, que me hace sentirme tan bien cuando te tengo para mi. Que me condenen si de verdad no amo tu risa, y si es mentira que estoy deseando verte sonreír. Me deleito en lo sumamente especial que eres para mi, en lo que me haces sentir y en lo locamente pillada que estoy por ti. Eres único.

Disfrutar de algún paisaje contigo. Rozar mi nariz con la tuya, reír, sanarme el alma y después quererte en la mayor expresión jamás alcanzada. Adorarte por cómo eres, mientras me encuentro en mi silencio más reflexivo y veo cómo el sol baña cariñosamente tu cara, cómo el aire mece levemente tu pelo. Sentir en mi cuerpo el impulso de amarte como tu y yo sabemos, con nuestro aliento envuelto en palabras obscenas y miradas lascivas, pero con el afecto siempre presente.

Deseo observarte. Mirar como haces cualquier cosa, cualquier movimiento. Mirarte fijamente mientras estés concentrado, o mientras me cuentas algo. Adoro tu voz, porque noto como a veces cura las heridas de mi ser, y es la madre de muchas de mis sonrisas más sinceras. Mirarte de forma furtiva, sin que lo notes, y deleitarme contigo en silencio... Cómo lo deseo.

Gracias por ser como eres.

Te quiero, mucho.