sábado, 17 de diciembre de 2011

Mi desayuno contigo.

"Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno»."


Luis Alberto de Cuenca.



Y Para ti.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Te odio.

"Simplemente tengo que decir que te odio.

No puedo contigo, no puedo verte, no puedo sentirte, no puedo escuchar cómo hablas. Tu voz suena en mi cabeza como un estallido, y automáticamente me tapo los oídos para no oírte más. No te aguanto, no puedo verte respirar con esos aires de grandeza, con esa sonrisa de medio lado que pones porque sabes que mandas, que tienes a las chicas a tus pies y que en cualquier momento puedes hacer que enloquezcan.

Te odio por tantas cosas...

No aguanto verte escribir, verte escuchar, verte mirar... No soporto verte hablar, comer, o beber, sonreir, discutir... No puedo. Es superior a mi.

Jodido asqueroso.

Superas mi umbral de dolor.

Me superas. Superas mi aguante cuando te acercas a mí y dedicas una sonrisa, como si yo fuera una de tus esclavas. Odio como lo haces...

Y ahí es donde descubro cuán masoquista soy.

Te acercas con tu aire de rey, cuando no hay nadie que te aplauda. Te acercas y te acercas, hasta que ya entras en mi espacio vital. Te miro con odio y paso de hablarte, mirándote fijamente a los ojos y expresando con ellos todo el odio que te tengo. No veo más que el color verde agrio del odio. Pero me provocas, me tocas, me acaricias... Me aprisionas contra la pared sin dejarme salida posible, y te odio por eso.

Entonces nuestras bocas se juntan, y ya no puedo remediarlo. Me besas y me besas sin parar, violentamente, y te odio por ello. Pero me gusta. Eres todo lo contrario a mí, pero me gustas. Me tocas la cintura con firmeza y precisión, y sé que contigo no tengo nada, pero me gustas. Y te odio.

Me levantas del suelo y vuelves a besarme, y me evado de aquel rincón.

Ya no noto mis pies en la tierra.

Me haces disfrutar como nadie, y sin embargo, te odio. Te odio por dominarme de aquella manera, por gustarme tanto, por hacer que yo sea tan masoquista y que, aunque seamos totalmente contrarios, me guste estar contigo de esa manera, tan esporádicamente.

Odio como me lo haces, contra la pared, sin dejarme elegir, pero sabes que me gusta. Sabes qué es lo que me gusta, y accedes sin compasión ninguna. Besas y besas, cada centímetro de mi piel, sin parar, sin dejarte ni un ápice. Te gusta ver como sufro y como suspiro de placer. Te gusta ver como disfruto, para luego seguir disimulando.

Tu también me odias, y lo sé.

Y, por si fuera poco, consigues que participe en tu juego.

Vuelvo a tí, vuelvo a odiarte, y araño tu espalda con toda la fuerza que tengo, o la que tú me dejas. Y... Sonríes. Sabes que me gusta lo que haces, y a tí te gusta lo que hago. En cada sacudida haces que me eleve y tu sigues aprovechando mi espacio para hacérmelo de nuevo. Tu perfume, además, consigue que me desvanezca, que retire mi fuerza para darte más permiso del que tu escoges para seguir haciéndolo.

Te odio, pero no pares."

domingo, 11 de diciembre de 2011

Crazy la llaman.

Sí, me gustaría ocupar un pequeño espacio de mi espacio.

Crazy. La llaman, o la llamamos. Se podría describir como locura, frescura, sinceridad, alegría, niñez, disfrutar, sentir, aire fresco... Tantas cosas.

Recomiendo a mis lectores este blog tan fresco, tan sincero y demencial, para.. ¿por qué no? Sentirse igual que esta noble muchacha. A todos nos ha pasado... Y todos lo hemos visto. Toda experiencia, insertada en este blog.

http://crazymellaman.blogspot.com

Reírse es un deber.

Las ganas, una obligación.

Pasen y vean.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Deleite.

Sigue recorriendo las líneas que traza mi piel. Manos con tacto de seda revuelven mi corazón para hacer de él un lugar placentero y feliz por unos momentos. Y vuelve a latir.

Sigue recorriendo mis piernas, tocándolas con cuidado como si de un objeto frágil se tratara. Sigue tratándome con esa delicadeza, que a veces se transforma en pura pasión desmedida. Sigue mirándome así, con cariño y con ternura, con ferocidad y deseo.

Vuelve a hacerlo así, como tú sabes. Aprieta mi cuello contra tu boca y muérdeme, sacia tu sed.

Sigue provocando que tenga escalofríos, bordando mi piel con múltiples espirales que llegan siempre al mismo sitio. Recorre mi abdomen hasta el monte más alto, y sacia tu deseo. Yo, te cedo mi hambre, mi sed, mi respiración, mi muerte y mi agonía. Te cedo mi vida.

Descubre cuáles son mis intenciones, y hazlas realidad, como de costumbre. Vuélveme inmune a todo lo demás, y hazme sufrir y sufrir, desear que se termine, porque todo el placer que llega a mi cabeza es demasiado. Vuelve mi hálito ardiente...

Vuélveme tuya.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Ella. (parte 2)

"La primera vez que lo ví, sentí como si viera a mis propios padres en aquella máscara.

Puede parecer raro, pero esa impresión fue algo parecido a cuando ves a alguien conocido, pero no recuerdas bien quién es. Puede que, después del tiempo me diera cuenta.

Esa máscara representaba algo más que una sonrisa sarcástica. Representaba unos ideales, una lucha continua, implícita en mucha gente que a diario lucha por un país mejor. Lucha por el futuro de sus hijos, por una herencia quizás. Algo más que el poco dinero que les puede quedar, o una hipoteca que seguir pagando, ya que sus padres no la pudieron terminar.

Aun así, levanté mi pequeña mano, hacia el, amenazante. Estaba decidida a atacarle, a defenderme como era posible. Me daba igual esa sensación hogareña, mi determinación estaba en defenderme. Puede que el mundo me haya hecho así.

Su voz cálida, un poco enlatada por estar atrapada detrás de esa sonrisa metálica, hizo que me tranquilizase. Acercándose poco a poco hacia mí, consiguió tocar mi mano y bajarla con tranquilidad, hasta dejarla cerca de mi cadera. Mi mirada denotaba ansiedad, susto, miedo. Aunque no podía ver su verdadera expresión, comencé a confiar un poco en él. Algo en mí estaba naciendo... Estaba comenzando a confiar en él. Cordialmente, me invitó a seguirle.

No se porqué exactamente, pero accedí.

Como si de un juego se tratase, vendó mis ojos con sus manos enfundadas. Aunque llevaba unos gruesos guantes que olían delicadamente a cuero, transmitía un calor impresionante. Consiguió, misteriosamente, que siguiera confiando en él. Pero no quería demostrarlo... Al menos no de momento. Pero esa calidez...

Finalmente, después de un breve recorrido, entramos a una estancia. Yo seguía sin ver. Pronto accedió a destaparme los ojos y a que pudiera ver lo que había a mi alrededor.

Una luz cálida, acogedora, como el de una chimenea. Un montón de objetos decorativos que hacía tiempo que no veía ni en museos, cuadros de obras maestras y algún que otro diván. Finalmente, ví una sala normal, como una estancia donde poder sentarse a hablar tranquilamente. Como una autómata me dirigí hacia allí, quitándome el abrigo y dejándolo en la esquina del sofá, me senté. El repitió mis actos, pero nunca se quitaba la máscara.

No se cómo comenzó, ni siquiera puedo recordarlo. Pero la conversación se alargó, hablando un poco de allí y un poco de allá. De la situación. Nuestra situación. Del mundo en general, de cómo estaban las cosas, de cómo había sucedido todo. Y de pronto, me preguntó sobre mí.

Como si de un nuevo amigo se tratase, le hablé de mi vida. De mi triste y dura vida. De cómo había pasado todo, de cómo se habían acontecido los hechos en mi familia. De cómo perdí a mis padres, o a mi hermano.

Terminado aquello, nos quedamos en silencio.

Yo no veía sus ojos, ni su cara, ni siquiera sus manos. Quizá no me importaba... Pero sí notaba cómo me miraba. No era una mirada de loco, ni de enemigo. Era una mirada distinta... No notaba cómo se clavaba en mí como un cuchillo ni nada por el estilo. Es mas, notaba como me acariciaba, como observaba cada gesto, cada sonrisa, o también mi mirada. Deseaba quitarle la máscara.

Era absurdo, le acababa de conocer.

Ardía en deseo. Deseaba ver sus ojos, de qué color o que forma tenían. Deseaba conocer su físico, aunque por lo que podía ver era un hombre fornido. Asumí para mis adentros, avergonzada, que deseaba conocer su físico. El tacto de sus manos, o el calor de su cuerpo, que parecía el del propio fuego. Su voz me atraía más y más... Pero su silencio también.

Como si de un impulso se tratase, me adelanté hacia él y cogí su rostro entre mis manos. Nos quedamos tan cerca...

Pero él cogió mis manos. Suave, pero firmemente. Por un momento noté como me acariciaba las muñecas, pero al momento me retiró las manos de su cara, lentamente.


- Por favor... No.

Decidí no hacerlo, o al menos de momento.

Curiosamente, aún recuerdo el calor que desprendían sus manos, a pesar de los guantes negros. Aun recuerdo como me acarició levemente las muñecas con el pulgar.

Recuerdo cuánto desee besarle."

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Ella. (parte 1)

"Creo que no está bien que rompamos las reglas. O quizá sí. Pero eso también depende de qué reglas.

Él me enseñó cuales eran las incorrectas. Me enseñó a vivir, a luchar por lo que quiero, a mirar con otros ojos... A sobrevivir. Él me cedió toda su ayuda simplemente para sacarme adelante, para que no cayera en esa trampa mortal en la que, muchos de los ciudadanos de hoy en día, estamos atrapados. Yo aprendí a diferenciar muchas cosas; El bien con lo que parece ser el bien, el engaño, lo sometidos que estamos, la demagogia, la falsedad, pero sobre todo, ese aprovechamiento de nuestra inocencia. Todo ello, tan implícito...

Aquel día hizo que mi corazón cambiara de color. Hizo que mi pensamiento viera la verdadera realidad, tan enmascarada entre miles de carteles pidiendo apoyo, pidiendo votos... Pidiendo voces robadas. Esos carteles y panfletos que para nada defienden lo que una vez, cientos y cientos de personas, hicieron. Un intercambio: `Mi revolución, por mi vida'.

Parece que ya casi nadie se acuerda de aquello. A todo el mundo, o al menos a la mayoría, se le ha olvidado aquel hambre que azotaba a nuestros bisabuelos, aquellas marcas en la piel, tan profundas, derivadas de una libre expresión que para nada existía. La guerra, tan absurda como injusta. Siempre, siempre pagan inocentes por pecadores. Siempre. Ya nadie recuerda la emigración de nuestros antepasados para buscar algo que llevar a la boca a su familia, y lo que tuvieron que vivir sus hijos, esa época tan injusta, tan maltrecha, tan... Odiada quizás.

Yo, desde que tuve uso de conciencia, pude verlo. Pude notarlo. Y él me enseñó a ayudar a esa gente que ya no está aquí, pero que lucharon por algo, por nuestra libertad, por nuestro trabajo, por nuestro país, por nuestra PALABRA.

Eso me hizo amarlo.

Eso me llevó a quererle, a intentar asumir sus pensamientos, para nada ortodoxos. Todo ello me condujo a ver con otros ojos el día a día... A cambiar.

Todo ello, me llevó a besarle, aunque fuera a través de una máscara."

lunes, 7 de noviembre de 2011

"Buenas tardes, Londres. Permitidme que, primero, me disculpe por esta interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía. A mí, me gusta tanto como a vosotros.

Pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado normalmente asociados con la muerte de alguien, o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional, he pensado que podíamos celebrar este 5 de noviembre (un día que, lamentablemente, ya nadie recuerda) tomándonos cinco minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco.

Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos. Sospecho que en este momento, estarán dando órdenes por teléfono, y que hombres armados ya vienen de camino. ¿Por qué? porque mientras pueda utilizarse la fuerza... ¿Para qué el diálogo? Sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado, y si se escuchan, enuncian la verdad.

Y la verdad es... Que en este país, algo va muy mal, ¿no?

Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión. Antes teníais libertad para objetar. Para pensar y decir lo que pensabais. Ahora tenéis censores, sistemas de vigilancia, que os coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos. ¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero la verdad sea dicha. Si están buscando un culpable, sólo tienen que mirarse al espejo." ...


V.

viernes, 4 de noviembre de 2011

...

No tengo título para esta entrada, ni será extensa. Simplemente decir que la gente no sabe lo que quiere.

Todos se quejan, todos quieren derechos, todos quieren hablar, todos quieren votar, todos se creen afectados, todos se indignan...

Y digo yo, ¿Por qué no hacéis ni la mitad de lo que podéis para que el mundo cambie?

Esta muy bonito hablar desde el sofá, y conformarte con lo que pase, porque según tú no hay mas remedio.

¡¡¡LEVÁNTATE Y ÚNETE A UNA REVOLUCIÓN SI QUIERES QUE ESTO CAMBIE!!!

No te limites a mirar... Mucha gente murió para que TÚ y yo hoy podamos elegir lo que queremos.


martes, 25 de octubre de 2011

Infancia.

"Y qué caro es el tiempo, que me pone contra la pared..."

Es curioso. La manera con la que me acuerdo de pequeños detalles de mi infancia. Muchos son frágiles, pero otros son nítidos como los rayos del Sol.

A veces la gente no se lo cree, pero todavía me acuerdo de mañanas llenas de energía, deseando ir al colegio. Jugar en "El rincón de los juegos", y jugar con una cocinita, con los que consideraba que eran mis amigos. Jugar y jugar... Y pocos de ellos han pasado a formar parte de mi vida.

Sobre todo, lo que me gusta de la infancia es la inocencia con la que actúas, con la que aprendes, con la que miras el mundo... Y no entiendes nada. Pero te da igual. Lo importante era escribir la carta a los Reyes Magos, pidiéndole esa Barbie que tanto me gustaba... La Barbie veterinaria. Mi mundo rondaba entorno a eso, a juguetes, a risas, a inocencia... A jugar y a desarrollar un mundo que me satisfacía, y en el que yo estaba contenta siendo una superveterinaria con mi Barbie o una cocinera buenísima en su cocinita de juguete.

Parte de esa inocencia, parte de esa felicidad tan tonta de los niños pero a la vez tan amable, parte de esa valentía, desgraciadamente, me la quitaron.

Pero aquí sigo. Haciendo frente a lo que puedo. Teniendo esa desconfianza tan propia de mí que vosotros, los que me hicisteis daño, me habéis infundado en mi ser, y por la que he llegado a tener que tomar medicación. He terminado por hacer frente a lo que he podido, gracias a unos amigos de verdad que no les importaba plantaros cara y deciros las cosas como son. Gracias a esos amigos, que me apreciaban TAL Y COMO ERA, O TAL Y COMO SOY, estoy aquí luchando por lo que quiero, sin querer recordar de nuevo todo lo que me hicisteis pasar durante mi infancia; en parte feliz, en parte triste.

Ahora tengo alguien que me quiere, que le gusto tal y como soy. Si, como soy. Con mis kilos de mas, con mis estrías, con mis tristezas, con mis cambios de humor, con mis pequeñas manos, con mis nervios, con mi desconfianza en mí misma... Con todo.

Quizá ahora sea el triple de feliz que vosotros. Y eso me produce una satisfacción muy, pero que muy profunda.






                                                                                Yo. 

viernes, 21 de octubre de 2011

Música.

"Porque la música es así, fiel y sincera de por vida."

No sé qué procedencia tiene esta palabra, pero a mi me suena a Musa.

Quizá porque una canción bien hecha es un deleite para tu cuerpo. Quizá porque consigue que nos relajemos, que pensemos mejor, que nos divirtamos o nos enamoremos. Creo sinceramente que es el mejor invento del ser humano... Porque la música no nació simplemente. Se creó.

Une gente, pero también quizá las separa. Dice verdades, con las que te sincronizas a la vez que escuchas esa canción y te ayuda a tomar una decisión. Cómo puede algo tan incorpóreo, tan volátil, tan sincero, hacer que te sientas triste o animarte en un mal día. Ella puede empujarte a decirle un te quiero, o un adiós. Es tan sincera y tan mentirosa a la vez...

Entra conmigo. Hace que cierre los ojos y que me concentre sólo en ella. Me gusta escucharla tranquilamente, con buena definición para que pueda oír hasta el último instrumento que se utiliza en la canción. Ella vive conmigo cada día. En mi móvil, en mi mente, en mis oídos, en mi entorno... Hasta en el tintineo de unas campanas. Un buen ritmo acelera mi corazón.

Uno de mis grandes sueños, que ojala y lo cumpliera alguna vez, es deleitar a la gente con música. Permitir que mi voz aconseje a gente y les haga sentir lo mismo que siento yo al prestarles mi voz a sus oídos. Hacer que la gente piense, recuerde, ame, o quizá abra los ojos ante algo. Quiero darlo todo encima de un escenario. De esto ya hablaré más adelante... ;)

Pero la música es así. Tiene algo que entra por todos los poros de tu piel, penetra en lo más profundo y toca una fibra que hace que la piel se te ponga de gallina. Hace que disfrutes tanto... Y todo a cambio de nada.

Simplemente, de que la ames.

jueves, 20 de octubre de 2011

Hay veces...

Hay veces que no sale esa sonrisa. Simplemente no te apetece.

Otras te sale por que sí... Porque te apetece.

Lo mejor es reírse por nada. Esa risa... Lo cura todo aunque sea por un momento. Te lo pasas bien, disfrutas... Te ríes. La risa es un momento de alegría, de paz, de diversión. Cada vez que salga, aprovéchala siempre que puedas, como si fuera un premio. A veces puede ser tan, tan volátil....

Parece que mientras que tienes esas carcajadas, todo lo demás lo olvidas, te deshaces de eso, aunque luego vuelva. Pero es un momento especial, único... Como si dentro de todo lo negro, por un momento tu alrededor fuera blanco. Son unos pequeños segundos, o de más tiempo. Sea de lo que sea, hay que disfrutarla.


Al igual que la pequeña alegría que siente tu cuerpo con cosas mínimas, como por ejemplo, comer tu comida preferida, ver esa película que te encanta y te inspira, hablar con esas personas con las que te sientes tú mismo y simplemente, ser tú mismo. Sentirte a gusto. Arroparte hasta el cuello en la cama cuando llueve, sintiéndote refugiado ahí debajo. A mí, me pasa.

Por estos pequeños momentos, pienso que el mundo necesita más risas tontas, más películas que inspiren, más personalidad, más lluvia sana... Más alegría.


P.D: Mi gato, Odín.

domingo, 16 de octubre de 2011

Martin Luther King, Jr.

Lo siento, no he podido evitarlo.

Estas palabras vienen del célebre Martin Luther King Jr, que por cierto, están escritas en una canción de uno de mis grupos preferidos de música, Linkin Park. Por supuesto, la pondré traducida para que todos la entendamos bien.

Un genio este hombre.

"...Vengo a esta magnífica casa de culto esta noche, Porque mi conciencia no me deja otra opción. 

Una verdadera revolución de valores pondrán sus manos sobre la orden mundial y decir de la guerra: Esta forma de solución de diferencias no es justo. 

Este negocio de quemar seres humanos con napalm, Llenado hogares de nuestro país con huérfanos y viudas, De la inyección de drogas venenosas de odio en las venas de la gente que normalmente no es cruel.

De enviar a casa los hombres de los campos de batalla oscuros y sangrientos minusválidos y psicológicamente transtornados, No puede reconciliarse con la sabiduría, la justicia y el amor..."
 
 
 

viernes, 14 de octubre de 2011

pequeña historia inventada...

"Pero en tu cuarto de baño, sigue estando tu rojo de labios..."


"Vuelvo a entrar en tu cuerpo una vez más.

Aunque tu no lo notes, estoy ahí, observándote, ayudándote en todo lo que puedo, aunque no esté. Leo tus pensamientos, sé lo que sientes, y algunas cosas me apenan. Pero poco puedo hacer yo. Desde que me fuí, no eres la misma. Pasa el tiempo y sólo ves la luz del sol a través de las ventanas de tu salón. A veces me pongo a tu lado, e intento tocarte el hombro, con la esperanza de que algún día me sientas, y así, tu mente quede en paz.

Lo único que arropa tu alma es la mantita que te regalé. No dejas que nuestros amigos te ayuden a superarlo, ni quieres hablar con nadie. Desconectas el teléfono queriendo estar sola, sumida en tu tristeza, sin dejar que tu alma reciba un poco de alegría. Sólo nadas entre recuerdos felices, entre discusiones tontas, entre regalos... Entre lágrimas. Me parte el corazón verte así, y de verdad deseo que me notes a tu lado, que sepas que estoy ahí y que te apoyo, sea cual sea tu decisión. Los años que hemos pasado juntos no han sido en vano, y por eso decidí quedarme aquí... Esperándote pase el tiempo que pase.

No te rindas tan pronto. Eres tan joven...

Quizá poco a poco salgas de este dolor, el que yo también siento por mi viaje, y vuelvas a ser tú. Sonrío cuando veo que no has cambiado tus manías. Me encanta ver cómo de vez en cuando te pones el camisón al revés, o un calcetín diferente. Me encantaría volver a verte con tus labios rojos, y esa mirada felina que te pintabas... Ibas tan guapa. Ahora has dejado esa costumbre. Tu piel está demacrada por las lágrimas. Las ojeras inundan tu suave rostro, manchando tu blanco lienzo con un tono púrpura. Aun así... Qué bonita eres.

¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? Qué cosas. Éramos muy jóvenes, apenas sin experiencia, y no sabíamos por donde empezar. Poco a poco todo surgió, a su tiempo.

Te acaricio el pelo mientras duermes. Parece que, cuando estás así, estás en paz. Parece que tu llanto se atenúa, pero sólo para cargarse para el próximo día. Te abrigas hasta arriba, tapando todo tu cuerpo... Parece que así te cobijas. Abrazas con fuerza esa mantita, oliendo su perfume... Mi perfume. El que todavía conservas en el baño.

Dios mio... Me asusta tanto verte así. No sabes cuanto.

Pero que sepas... Que en cada imagen que tus ojos verdes vean, yo estoy ahí, aunque sea invisible a tu mirada. Cuando duermes, duermo contigo. Cuando sales a la calle, yo te acompaño y te protejo. Me encantaría poder mirarte y que tu me miraras...

Y decirte que estoy bien. Que me encuentro genial, sobre todo pudiendo seguir a tu lado. Tengo mi alma en paz, contigo. Sólo me entristece tu tristeza. Estoy tan a gusto...

Soy tu ángel de la guarda, y que te esperaré aquí a tu lado... Eternamente."







Una pequeña historia que ha venido a mi mente. La inspiración es así...

jueves, 13 de octubre de 2011

Rencor.

"Rencor, yo no te guardo rencor. Solamente me dedico a tenerte en el olvido..."

Qué sentimiento ese del rencor. La gente rencorosa, como yo, guardamos esos recuerdos y ese sentimiento tan profundo día tras día, aunque no nos acordemos...


No debería ser así, pero aunque yo quiera, no se me olvidan las cosas, el dolor que me han producido cada una de mis heridas, que, poco a poco, me ha hecho la gente... Sin querer, o queriendo.


Siempre se dice que no se debe desear mal a nadie. Pero... Cuando esa persona o personas te han herido tanto, te han hecho una brecha en tus sentimientos tan grande que no puedes arreglarla, y que además, parece interesarles tan poco... ¿De verdad no dan ganas de desearles que, en algún momento, sufran lo mismo que yo? Que pasen por lo mismo que he pasado. Por el engaño, la falsedad, el no permitirme ser yo misma... Ojala lo sientan algún día. Entonces, sus almas cambiarán, y recapacitarán (o eso espero) sobre lo que han hecho.

Yo siempre he tratado de portarme bien con la gente. Sé lo que es que, gente en la que confías, te den una gran puñalada por detrás. Cada año de mi vida ha experimentado esa sensación, y no se la deseo a nadie. Parece que a veces, te fías tanto de aquellas personas, las tienes en tanta estima, les adoras tanto, que si algún día cometen alguno de estos enormes fallos contigo, te decepcionan completamente. Y, aunque el traicionado eres tú, posiblemente serás también el que más sufra con ello.

Por eso, hay gente que tiene suerte de no haberse topado mucho con esto. Lo siento, pero en vuestro camino os lo encontraréis. Tarde o temprano, pero aparecerá. Es ley de vida el aprender a no fiarse de la gente hasta cierto punto. Ojala no fuera así.

No me gusta sentirlo.
Pero es así.
Por eso te recomiendo, por feo que suene, que vigiles siempre tus espaldas. Fíjate en los actos de la gente, en cada detalle, y a veces también permite que tu intuición te guíe.


Pero recuerda... El que tu crees que es tu mejor amigo, puede llegar a ser el mayor traidor.

Y esa vivencia, puede llevarte al Rencor.

Lanzamiento.

Intentaré no decepcionar a nadie. Intentaré que me entendais, seais quien seais lo que leais. No seais anónimos. Eso es de cobardes. Poner un nombre. Depende de qué pongais, sabré quien sois...

Todo esto será fruto de mis sentimientos, mis pensamientos, mi ideología, mis creencias, mis opiniones, mis recuerdos... Todo.

Cualquier parecido con vuestra realidad, es purísima coincidencia...

Gracias.