jueves, 8 de enero de 2015

Acaríciame el alma.

Ahora puedo oírte,
puedo sentir tu silencio
puedo recorrer tus besos
y soñar tus labios,
puedo escuchar tu melodía,
aún cuando estés lejos
y seas todo nostalgia.

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Invade mi mente con tus palabras. Lléname el corazón de sonrisas sinceras, como haces siempre. A veces sueño con abrazarte y poder mirar tus ojos mientras te acaricio lentamente. Disfrutar de tu silencio en mi duermevela, sentirme agradecida por que tú seas parte de mi, notar tu calor envolviendo mi ser noche tras noche.

Empezar los desayunos con tu cuerpo. Amarte tal como eres, en todo tu ser, y besar tu carita cuando despiertas y me das los buenos días. Acurrucarme en el centro del latido de tu corazón y absorber la energía que desprendes. Grabar a fuego tu perfume en mi mente y deleitarme con tus caricias. Tocar el cielo juntos, llevarte a lo más alto entre las sábanas y entrelazar mi mano con la tuya. Desear que el tiempo no pase, que se pare para nosotros. Que nuestro roce sea suave y cariñoso, algo deseado e intenso, algo provocado y espontáneo a la vez.

Me alimentaría de tus besos, de tus caricias, de tus paseos por mi piel y de tu risa. Esa que me acaricia el alma, que me hace sentirme tan bien cuando te tengo para mi. Que me condenen si de verdad no amo tu risa, y si es mentira que estoy deseando verte sonreír. Me deleito en lo sumamente especial que eres para mi, en lo que me haces sentir y en lo locamente pillada que estoy por ti. Eres único.

Disfrutar de algún paisaje contigo. Rozar mi nariz con la tuya, reír, sanarme el alma y después quererte en la mayor expresión jamás alcanzada. Adorarte por cómo eres, mientras me encuentro en mi silencio más reflexivo y veo cómo el sol baña cariñosamente tu cara, cómo el aire mece levemente tu pelo. Sentir en mi cuerpo el impulso de amarte como tu y yo sabemos, con nuestro aliento envuelto en palabras obscenas y miradas lascivas, pero con el afecto siempre presente.

Deseo observarte. Mirar como haces cualquier cosa, cualquier movimiento. Mirarte fijamente mientras estés concentrado, o mientras me cuentas algo. Adoro tu voz, porque noto como a veces cura las heridas de mi ser, y es la madre de muchas de mis sonrisas más sinceras. Mirarte de forma furtiva, sin que lo notes, y deleitarme contigo en silencio... Cómo lo deseo.

Gracias por ser como eres.

Te quiero, mucho.


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