sábado, 24 de mayo de 2014

Palabras a una dulce primavera.

"Las siete maravillas del mundo son tus ojos profundos llenos de libertad".

Podría pasarme una noche entera escribiendo acerca de tu mirada y de lo que me hace sentir. De tu sonrisa de niño bueno que ilumina cada mañana con tu saludo.

Podría decirte, cogiéndote las manos y dedicándote mi mirada más sincera que sería un placer para mí tenerte a mi lado por el resto de los días, cuidarte en cantidades desmesuradas y compartir las aficiones que tenemos en común así como nuestra profesión, pasión duplicada por poder compartirla contigo.

Me encantaría poder explicarte en alguna ocasión que lo que yo sentí al verte no tiene expresión alguna. No se puede describir el momento en que tu primavera, llena de luz y esperanza se mezcló con el oscuro otoño de mis ojos, ansiosos por mirar con amor y deseo. Desde ese momento deseé con todas mis fuerzas que algún día te cruzaras en mi camino de la manera en la que yo anhelo, que algún día pudiera dormir sobre tu pecho, guardando el frenético latido de tu corazón, defendiéndote en cuerpo y alma de día y de noche tanto en tu realidad como en tus sueños, o guardando en mi ánima el tacto suave de tus manos, recorriendo lenta y suavemente los resaltados caminos que te alimentan, y por qué no, ser el alimento de tu corazón día tras día, durante meses y meses, durante años y años...

He querido olvidarme de ti, lo confieso. He buscado la cura a este ansia de tu persona que existe en mi cuerpo y mente. He querido encontrar el calor de tu persona en otros brazos, pero nunca, nunca, ha llegado a resultar efectivo. Nadie, aunque aún tu ni siquiera sepas lo que siento por ti, pero nadie ha conseguido hacerme sentir como tú, con tu nobleza y buena persona. Eres único, y eso me hace sentir tan atraída que no puedo evitar sentir algo cada minuto de mi vida.

Muchas veces sueño con el momento en que te confiese mis sentimientos. Quizá lo haga con esta carta, quizá te lo confiese con dulces palabras. Me acobarda el temor de la negativa, de perder la amistad que hemos tejido hasta ahora y definitivamente perderte por completo. Una herida se abre en mi pecho cada vez que lo pienso, porque la única idea de perderte en el horizonte es dolorosa, oscura y llena de pesadillas.

Quisiera pedirte una oportunidad de demostrarte todo lo que siento por ti, por todo tu ser. Siento una profunda adoración por tu persona que me mata poco a poco de la manera más dulce.

A tu sonrisa yo soy una barquita, que navega alegre en el mar de tu vida, en cada crepúsculo de tu blanca medialuna.
A tus brazos yo soy el fuerte lazo, que se ata a ti para no irse nunca jamás con otro viento que no sea el de tu cuerpo.
A tu pecho yo soy guardiana. Guardiana de tus pulsaciones, que cuida que cada paso que da tu corazón y salvaguardándolo de todo mal.

Niño, amaría tus labios hasta el fin de los días.

Déjame despeinarte en la mañana y comerte a besos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario