viernes, 6 de marzo de 2015

Ahora.

Ella siempre quiso alguien así, como era él. Siempre lo buscó entre la gente, o hablaba consigo misma sobre cómo sería la persona ideal para ella, con la que le gustaría pasar el resto de sus días.

Esa persona llegó. A pesar de que a ella prefería ir despacio con estas cosas, siempre tuvo ganas de seguir hacia delante e intentar todo con él. El miedo a que las cosas no salieran bien era su día a día, pero intentaba mover ese temor hacia un lado y seguir viviendo lo que viniera junto a él.

Ahora, ella no puede vivir sin él. Su vida se ha llenado con su nombre, con su presencia y con su perfume. Piensa mil maneras, mil cosas para poder hacerle feliz... Siempre él ocupa el primer pensamiento que llega a su adormecida mente cuando se despierta cada mañana, y busca cada día una manera de poder volver a verle lo antes posible. Se rebana los sesos imaginando su vida junto a él, lo felices que podrían ser, lo que ella tiene que cambiar de sí misma para ser mejor persona y mejor pareja...

El miedo se agarra a sus nervios. Ahora que siente que está enamorada, ahora que tiene los sentimientos a flor de piel no puede evitar temer que algún día algo pueda salir mal, que para él dejara de ser esa chica especial que conoció un día y que le hacía tan feliz, que las ganas de comerse mutuamente desaparecieran para siempre, o que las palabras bonitas ya no aparecieran en sus conversaciones.

Ahora que le ama, ella teme perderle.



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